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TERTULIA CULTURAL CON JOSÉ MANUEL ALMUZARA

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TERTULIA DE GAUDÍ CON JOSÉ MANUEL ALMUZARA

“Hay una cosa en la vida muy bonita, y es la capacidad de asombro. Cada rincón cada cerámica merece la pena. Y no hay que acostumbrarse a lo bello”, nos contó José Manuel Almuzara en la tertulia cultural que tuvimos hace unas semanas en el Colegio Mayor Jaizkibel, y a través de la que hizo un repaso por la vida y obra de Gaudí.

José Manuel estudió Arquitectura, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Y conoció a dos discípulos de Gaudí, que continuaban con su obra de la sagrada familia.

“Gaudí es el más pequeño de cinco hermanos. Nació en Reus (Tarragona) en 1852, y murió en 1926 en Barcelona. Se enfrentó a grandes pérdidas en su familia,  y de estos hechos viene gran parte de su personalidad. Era una persona que nunca se frenaba ante las adversidades.

Gaudí fue con 16 años a estudiar a Barcelona, y vivió todo su auge, cuando todo el mundo del campo iba a la ciudad y ésta crecía y sufrió un gran desarrollo urbanístico. Gaudí tiene siete edificios que son Patrimonio de la Humanidad. Él está enterrado en la Cripta de La Sagrada Familia, que junto con la fachada del nacimiento, son los dos elementos de la Catedral que también son Patrimonio de la Humanidad.

Siempre dijo que su gran maestra fue la naturaleza, pues se sentaba en el campo y observaba todo lo que le rodeaba. Gaudí puso tortugas en la Sagrada Familia, soportando en peso de columnas, a través de su dura corteza, en similitud con la propia vida, que tiene cosas malas, y también buenas, y tenemos que saber soportar las malas rachas. Además las tortugas van lento, sin prisa, como debía ir la Sagrada Familia, despacio, sin errores, para regalárselo a Dios. Gaudí no tuvo una separación entre sus mundos como humano y como cristiano. El trabajo es fruto de la colaboración, y esta solo puede basarse en el amor.

Además, hay que recordar que Gaudí, siempre conocía a todos sus obreros y llamaba a cada uno por su nombre para encargarle lo que mejor se le daba, y hacer también así que se sintieran realizados los trabajadores. Para él, no había nadie inútil, la cuestión estaba en encontrar para qué servía cada uno.

Gaudí cogió el proyecto de la Sagrada Familia, cuando ya estaba empezado, pero el arquitecto anterior dimitió. Ya se había empezado su proyecto y todo el dinero conseguido era por donaciones de la gente, por lo que Gaudí decidió que no iba a derribarlo para construir su idea, iba a construir a partir de la que ya había.

Gaudí sabía que se iba a morir antes de ver La Sagrada Familia terminada, por la gran envergadura del proyecto, por eso, se dedicó a hacer numerosas maquetas, muy detalladas incluso con espejos, para dejar bien claro cómo debía seguir.

Gaudí no predica con palabras, predica con la arquitectura. Y esto se puede apreciar en todos los detalles de todas sus creaciones, hay que saber ver, y entenderlo. Con la Sagrada Familia todo el mundo le decía que iba a hacer la última catedral de Europa, y él contestaba: No señor, yo voy a hacer la primera de una nueva era.»

Sin duda, la tertulia con José Manuel Almazara fue una inmersión interesantísima en la vida y obra de Gaudí. ¡Muchas gracias!